Por Jeremías Martell
Al día de hoy sigo utilizando mi anillo de
Logia. A pesar que no estoy afiliado a la fraternidad en la isla. Lo continúo utilizando para acordadme cada día
del error que fue involucrarme con la fraternidad en la isla. Cada vez que veo
mi mano izquierda recuerdo todo lo que paso y la memoria se mantiene viva.
El perdón no es posible para aquel que no se arrepiente.
Y el olvido no es posible hasta que el daño sea reivindicado.
Lo que los hermanos de la logia le hicieron a David,
a Cesar y Octavio… lo que le hicieron a
mi padre y a mi familia. No lo puedo olvidar o perdonar. Porque estas personas
utilizan el perdón y el olvido como arma en contra de las personas que ellos
quieren victimizar.
“Me tienes que perdonar” y si no lo haces no
eres una persona “iluminada”. Y yo, quien hizo el daño, lo hice para probar que
no lo eras. Tienes que olvidar dice aquel te volverá a hacer daño.
El utilizar ese anillo es un recuerdo constante
de lo que hicieron lo hermanos de la logia. De los dogmas errados que en algún
momento mantuve y defendí como ciertos. De esos isleños que erróneamente llame
“hermano”
He escuchado de muchos hermanos de la
fraternidad invocar el dogma de uno de
los Grados Superiores... lo
que la virtud ha unido, la muerte no lo separará. Pero donde estaba esa
“virtud” cuando actuaron en contra de David, Cesar y Octavio. Cuando le
causaron gran importunio a mi familia.
Por sus acciones, descuidos o el silencio, no
hay virtud en los hermanos de la isla. Ellos no la practican. Por el contrario,
el virtuoso como David, Cesar y Octavio, y aquellos que los defendieron, son
vilificados, condenados y perseguidos. Ellos mostraron un nivel de ética y de
moral superior al populacho que compone a la fraternidad isleña, y por eso
pagaron un precio.
Mientras que los acusadores fueron exaltados y
protegidos.
Por eso sigo utilizando el anillo de la
Fraternidad. Para no olvidar… como los hermanos
de la logia quisieran que todo sea olvidado…