viernes, 20 de marzo de 2015

La Logia… Un Edificio: Dos hermanos (Parte 2 de 3)



Por Jeremías Martell

Juan Leonardo y el Viejo Marcos eran miembros de otra fraternidad… la Orden de los Trabajadores… de la misma logia. Aunque en un principio no. Juan Leonardo había sido iniciado y ascendido en los grados en la logia Hidalgos del Sur. Una de las más prestigiosas logias de la Orden de los Trabajadores en la ciudad. Su prestigio provenía de que muchos de los que componían la matricula eran de la clase profesional de la ciudad. Esto le dio recursos económicos para comprar un suntuoso edificio de un olvidado sindicato para albergar a su logia. Lo cual atraía a otros profesionales.

El Viejo Marcos pertenecía a la Logia Fatum et Cadendo. Habiendo pasado su cincuentenario era una de las logias más jóvenes de la Orden de los Trabajadores en la ciudad.

Decía la leyenda que esta logia había sido formada de los que no eran aceptados en Hidalgos del Sur. No por faltas morales, sino por el pecado máximo de ser meros trabajadores… y pobres. Reconociendo esto, para remediar la situación, la Gran Logia con el consentimiento de la Junta de Síndicos, le permitió a todos esos candidatos rechazados formar Fatum et Cadendo. Los inició y ascendió en los grados. Su esperanza y constancia fue premiada.

Sin embargo, cual fue la realidad de lo que sucedió, de los “porque”, se perdía cada vez que uno de los hermanos fundadores, y de los que vivieron en esa temprana época de la logia, morían.  

Lo que si se sabía, porque lo hermanos no dejaban olvidar, es que ellos se ganaban la vida mediante oficios. Muchos eran obreros de la construcción o trabajadores diestros, otros trabajaban en la cementera de la ciudad. Muchas veces, el Viejo Marcos relataba en su quebrantada voz, como los hermanos juntaron sus ahorros, todos en la medida de sus posibilidades.

-Lo que hicimos fue hacer una cuenta en la cooperativa… poníamos los chavos que podíamos… hasta que en unos cuantos años logramos comprar el terreno.

Lograron comprar un terreno justo al borde del centro de la ciudad… cerca de la logia Hidalgos del Sur. Un par de metros más cerca del centro de la ciudad. Con gran satisfacción el Viejo Marcos continuaba.

-Después, cada uno cogió un préstamo en la cooperativa… no mucho y uno a la vez. Lo que hacíamos era comprar los materiales que necesitábamos en ese momento para construir el edificio…

Así hicieron todos los hermanos. Hasta que lograron completar la construcción del edificio que albergaría a su logia. Tardaron 5 años en la construcción y más de 10 en cancelar la deuda en que habían incurrido. El día de la inauguración pusieron al lado de la puerta principal, para que todo el que visitara la logia lo viera (o reviviera), una tarja en mármol que conmemoraba sus esfuerzos y triunfos fraternales… su esperanza y constancia en los Dogmas de la Orden.

Entre los nombres inscritos en la tarja estaba el del Viejo Marcos…  pero no el del Juan Leonardo. Él no fue un miembro fundador de Fatum et Cadendo. Ni estuvo durante los primeros años de esa logia. Ni trabajó o invirtió tiempo o dinero en ella… pero ahora él era el Noble Maestro de la Logia.

A más de cincuenta años de su fundación esta logia estaba muriendo… y Juan Leonardo la estaba dirigiendo a la tumba.