Por Jeremías Martell
Había pasado un año desde que Nicolás ganó
las elecciones y asumió el Gran Trono del Gran Oriente Nacional y Soberano. Un
año desde que Santiago sufrió la agonía de “pasar” el Gran Mallete a su
adversario. A quien que Santiago consideraba indigno de ser el Muy Respetable e
Ilustre Gran Maestro.
Ahora le tocaba a Nicolás.
En esta ocasión, Nicolás solo mantuvo el
poder sobre el Gran Oriente Nacional por un año. Solo un año. Los “hermanos de
logia” que votaron en la Comunicación Anual decidieron no renovarle su mandato.
Un año más tarde Nicolás sentía la misma agonía que Santiago sintió al pasar su
mallete.
Desde su Gran Trono Nicolás ahora podía
comprender esos sentimientos que Santiago experimentó hace un año. Ese profundo
vacío en el estómago. Las náuseas al escuchar el anuncio del nombre del único
candidato que se postuló en desafío a Nicolás… al victorioso de una contienda
electorera.
El nombre de alguien que él consideraba
indigno de ser Muy Respetable e Ilustre gran Maestro. Si Santiago sabia de los
pecados de Nicolás, el sabia de la mediocre historia del Digno Hermano Edmundo.
El gran sentimiento de aprensión de Nicolás
al pasar el “Gran Mallete” no era solo porque Edmundo era uno de los lacayos y
conspiradores del fenecido Santiago. Sino porque Nicolás era un militar de
carrera, ahora retirado, y conocía a Edmundo del servicio militar. Sus últimos
años de servicio militar coincidieron con los últimos años de servicio militar
de Edmundo.
Nicolás sabía que Edmundo fue un militar
fracasado… un oficial fracasado. Que fue “dejado ir” del servicio militar no
una, ni dos, sino que tres veces de la milicia. Primero del servicio activo,
luego de las fuerzas de reserva, y finalmente de la milicia nacional. Siempre por
las mismas razones; por su pobre desempeño como una oficial. Por su pobre
liderato y falta de supervisión efectiva de sus subordinados.
Sin embargo, no había razón que le
revolcara más el estómago a Nicolás cuan inconsecuente había sido Edmundo como
“hermano de logia”. No había grandes logros en su hoja de vida de la logia que
le merecieran ser Muy Respetable e Ilustre Gran Maestro… solo la consistencia
de asistir a su logia y pagar una cuota durante años.
Sólo subió en la jerarquía del Gran Oriente
Nacional y Soberano gracias a las dadivas de Santiago. Porque en su logia fue
quien más abogo para que los hermanos votaran por Santiago. Luego de un tiempo
en castigo por haber tenido la osadía de ir en contra de los deseos de Santiago
y postularse a una posición que era para otro, se le recompenso. Primero con
ser miembro de la Suprema Comisión de Justicia, Fiscalía y Tribunales de las
Logias. Luego con ser el Presidente de esa comisión cuando Santiago necesito en
esa posición a alguien que el “debiera” lo que era a él.
Antes de ser Muy Respetable e Ilustre Gran
Maestro, Nicolás lucho mucho contra el ideario kantiano que Edmundo implanto en
la Suprema Comisión. Activamente dejo de procesar los casos que ante su buro se
presentaban. Especialmente los 18 casos que estaban pendientes contra los
enemigos de Santiago.
Edmundo sólo continuó con lo que su
corrupto antecesor comenzó… lo que Santiago le pidió… impedir que se hiciera
justicia.
Las náuseas que sentía Nicolás ante los
hermanos del Gran Oriente Nacional y Soberano eran casi incontrolables. Con
cada paso que deba Edmundo hacia el Gran Trono, Nicolás tenía que aplicar más
fuerzas de voluntad para controlar sus síntomas. Sus pensamientos revoloteaban
en la incomprensible idea de cómo los hermanos de logia habían podido elegir a
un mediocre para dirigirlos.
Era insultante que tal persona sería quien
lo sustituyera.
Nicolás sentía la misma agonía que sintió
Santiago. Ni pensar que los hermanos obtendrían lo que se merecían le
reconfortaba. Rumiar cuanto sufrirían los hermanos por su mala decisión
electorera solo le hacía sentirse peor. El sería una de los que recibirá los efectos
de esa mala decisión.
Rendir el Gran Mallete a Edmundo era la más
alta agonía que Nicolás había sentido como Muy Respetable e Ilustre Gran
Maestro… ahora comprendía a Santiago.