viernes, 15 de mayo de 2015

Otro Pase de Mando




Por Jeremías Martell

Había pasado un año desde que Nicolás ganó las elecciones y asumió el Gran Trono del Gran Oriente Nacional y Soberano. Un año desde que Santiago sufrió la agonía de “pasar” el Gran Mallete a su adversario. A quien que Santiago consideraba indigno de ser el Muy Respetable e Ilustre Gran Maestro.

Ahora le tocaba a Nicolás.

En esta ocasión, Nicolás solo mantuvo el poder sobre el Gran Oriente Nacional por un año. Solo un año. Los “hermanos de logia” que votaron en la Comunicación Anual decidieron no renovarle su mandato. Un año más tarde Nicolás sentía la misma agonía que Santiago sintió al pasar su mallete.

Desde su Gran Trono Nicolás ahora podía comprender esos sentimientos que Santiago experimentó hace un año. Ese profundo vacío en el estómago. Las náuseas al escuchar el anuncio del nombre del único candidato que se postuló en desafío a Nicolás… al victorioso de una contienda electorera.

El nombre de alguien que él consideraba indigno de ser Muy Respetable e Ilustre gran Maestro. Si Santiago sabia de los pecados de Nicolás, el sabia de la mediocre historia del Digno Hermano Edmundo.

El gran sentimiento de aprensión de Nicolás al pasar el “Gran Mallete” no era solo porque Edmundo era uno de los lacayos y conspiradores del fenecido Santiago. Sino porque Nicolás era un militar de carrera, ahora retirado, y conocía a Edmundo del servicio militar. Sus últimos años de servicio militar coincidieron con los últimos años de servicio militar de Edmundo.

Nicolás sabía que Edmundo fue un militar fracasado… un oficial fracasado. Que fue “dejado ir” del servicio militar no una, ni dos, sino que tres veces de la milicia. Primero del servicio activo, luego de las fuerzas de reserva, y finalmente de la milicia nacional. Siempre por las mismas razones; por su pobre desempeño como una oficial. Por su pobre liderato y falta de supervisión efectiva de sus subordinados.

Sin embargo, no había razón que le revolcara más el estómago a Nicolás cuan inconsecuente había sido Edmundo como “hermano de logia”. No había grandes logros en su hoja de vida de la logia que le merecieran ser Muy Respetable e Ilustre Gran Maestro… solo la consistencia de asistir a su logia y pagar una cuota durante años.

Sólo subió en la jerarquía del Gran Oriente Nacional y Soberano gracias a las dadivas de Santiago. Porque en su logia fue quien más abogo para que los hermanos votaran por Santiago. Luego de un tiempo en castigo por haber tenido la osadía de ir en contra de los deseos de Santiago y postularse a una posición que era para otro, se le recompenso. Primero con ser miembro de la Suprema Comisión de Justicia, Fiscalía y Tribunales de las Logias. Luego con ser el Presidente de esa comisión cuando Santiago necesito en esa posición a alguien que el “debiera” lo que era a él.

Antes de ser Muy Respetable e Ilustre Gran Maestro, Nicolás lucho mucho contra el ideario kantiano que Edmundo implanto en la Suprema Comisión. Activamente dejo de procesar los casos que ante su buro se presentaban. Especialmente los 18 casos que estaban pendientes contra los enemigos de Santiago.

Edmundo sólo continuó con lo que su corrupto antecesor comenzó… lo que Santiago le pidió… impedir que se hiciera justicia.

Las náuseas que sentía Nicolás ante los hermanos del Gran Oriente Nacional y Soberano eran casi incontrolables. Con cada paso que deba Edmundo hacia el Gran Trono, Nicolás tenía que aplicar más fuerzas de voluntad para controlar sus síntomas. Sus pensamientos revoloteaban en la incomprensible idea de cómo los hermanos de logia habían podido elegir a un mediocre para dirigirlos.

Era insultante que tal persona sería quien lo sustituyera.

Nicolás sentía la misma agonía que sintió Santiago. Ni pensar que los hermanos obtendrían lo que se merecían le reconfortaba. Rumiar cuanto sufrirían los hermanos por su mala decisión electorera solo le hacía sentirse peor. El sería una de los que recibirá los efectos de esa mala decisión.

Rendir el Gran Mallete a Edmundo era la más alta agonía que Nicolás había sentido como Muy Respetable e Ilustre Gran Maestro… ahora comprendía a Santiago.