viernes, 20 de noviembre de 2015

Lo que quiero… Lo que quieren



Por Jeremías Martell

Ante las injurias de los hermanos, en especial de aquellos que no conocían de las atrocidades que la fraternidad perpetró contra él, Jeremías sonreirá. Era un gran gozo en su alma lograr que ellos se descubrieran a sí mismos. Que ellos le dieran la razón.

Porque con cada “azote”… con cada condescendencia… con cada injuria Jeremías lograba un triunfo. Porque cada injuria era una trampa en la que ellos cayeron era diseñada para ponerlos en evidencia. Cada vez que reaccionan era la demostración de un alma llena de culpa.

Tranquila y arrogantemente Jeremías les advirtió,

-Jamas permitiré que se olvide los agravios que se perpetraron contra los hermanos que ustedes abandonaron.

No les dejaré olvidar sus pecados… los perpetuaré en “papiro y tinta”. Los esparciré por todos medios posibles a todos los lugares que pueda para que todos sepan quienes verdaderamente son.

Mi promesa ante ustedes es esta…

Nunca olvidar.

Nunca perdonar.